martes, 11 de agosto de 2015

Toca aceptar la verdad.




Supongo que a estas alturas toca aceptar lo que hay, ¿no? Desde hace ya bastante tiempo he intentado auto-convencerme de que el blog estaba pasando una etapa de “actualización lenta”, lo que en realidad es un eufemismo de “estar pausado”.
Porque eso es lo que hay: el blog está en pausa y hasta que no arregle ciertas cosas seguirá estándolo. Hasta hace tiempo decía que una nueva novela en la que estaba trabajando era lo que hacía que apenas escribiese Las alas del arcángel pero las cosas no son del todo así. No me malinterpretéis, no lo decía como una excusa, sino que creía que era realmente así. Pero el otro día estuve pensando en la historia y caí en la cuenta de lo que en realidad me quitaba las ganas de escribir Las alas del arcángel era la historia en sí.
Cuando algo no tiene una buena base, todo lo que vaya después tampoco estará bien, porque dependerá de ella. Esta historia cojea en ciertas cosas y, en lugar de intentar arreglarlo quise seguir adelante, en parte por mi impaciencia y en parte porque no era completamente consciente de ese cojeo.
La primera parte de la historia me tiene satisfecha a medias. Tengo claro que tengo que eliminar algún que otro personaje que era puro relleno, centrarme más en otros que tienen más potencial y desclichear ciertas escenas que son clichés al más puro estilo de las series de televisión americanas. Sé que la realidad es esa, aunque creo que lo esencial de esta primera parte no cambiará apenas, pues esa es la mitad que me tiene satisfecha. Escribí la historia que desde hacía mucho tiempo había imaginado y, aunque con el tiempo he aprendido cosas que tendrán que ser corregidas, me gusta la historia que he escrito. No me considero egocéntrica por decir esto, ni mucho menos. Las alas del arcángel está escrita por mí, si a mí no me gusta ¿a quién le va a gustar?
La segunda parte, sin embargo, es otra cosa. Creo que cuando acabe de revisar la primera parte y realice los cambios pertinentes, reescribiré la segunda parte desde cero. Es decir, he subido 7 capítulos de esta segunda parte en los que apenas ha ocurrido nada. Seamos claros, casi toda la segunda parte es pura basura y posiblemente eso ha sido lo que me ha desanimado a seguir escribiendo. Me fui por las ramas, y me dediqué a meter relleno y relleno esperando que así las cosas llegasen al punto al que yo quería que llegasen. Pero esto es una historia, no una carrera y en las historias lo importante no es solo a dónde se llega, sino el camino que se realiza para llegar.
Por todo esto, he decidido que lo mejor es dejar el blog oficialmente en pausa.
Esta entrada, la 77ª entrada, será la última durante un tiempo considerable, creo yo.
Sin embargo, no voy a cerrar el blog. Lo creé el 8 de enero de 2013 con la ilusión de poder escribir en él la historia en la que tanto había pensado, y en la que tanto sigo pensando a día de hoy. Más de una vez me he dicho a mí misma que subiría aquí la historia completa y, a decir verdad, no he cejado en esa idea. Pero he aceptado que “escribir para subir” no funciona, que tengo que volver a esa época en la que escribía pensando bien las cosas y en la que escribía cuando sentía que quería hacerlo. Así que tal vez acabe de subir esta historia dentro de dos años, tres o veinticinco. Tal vez cuando acabe de subir esta historia, ya no quede nadie en blogger que quiera leerla.
 Antes de irme de este blog por un tiempo, quiero pedir perdón y dar las gracias.
Quiero disculparme si el pausar este blog deja a alguien colgado, con ganas de saber cómo acaba la historia o qué se yo (hasta me planteé hacer un resumen de cómo acabaría la historia, pero al final me decanté por no hacerlo. Si alguien quisiera saber algo sobre eso, solo tiene que preguntar). Lo siento mucho si decepciono a alguien por no ser capaz de ser constante, pero realmente creo que esto es lo mejor.
Y quiero dar las gracias a todos los que en algún momento dedicaron algún tiempo de sus vidas a leer y/o comentar en mi blog, porque es algo que valoro mucho más de lo que soy capaz de mostrar.
En cuanto a los otros lugares en los que escribo, la cosa viene a ser así: pondré en pausa también la historia en Wattpad, porque sería una tontería seguir subiendo para que me pasase lo mismo en el blog.  En mi otro blog (demimentealasletras.blogspot.com) seguiré activa, así como en Ask.
Así que bueno, resumiendo: gracias y perdón, lectores. Y hasta luego, querido blog.

lunes, 23 de febrero de 2015

After all this time... Premio

¡Hola! Sé que ya hace tiempo que no hago un premio, pero como ya hace tiempo que no me nominan a ninguno y ya no estoy en esa época en la recibía muchos y no tenía tiempo a hacerlos todos, os dejo esta entrada para hacer tiempo entre capítulo y capítulo. Me ha nominado Izzy, del blog Mentalmente Desorientada. ¡Muchas gracias!



Estas son las reglas:
Seguir el blog que te ha nominado.
Nominar a 11 blogs que tengan menos de 200 seguidores, dejando un comentario en sus blogs diciéndoles que han sido nominados.
Contestar a las 11 preguntas que te haga el blog que te nomine.
Realizar 11 preguntas para que contesten los blogs que nomines.
Visitar cada uno de los blogs con los que tú fuiste nominado y si se desea seguirlos.

Preguntas:
¿En qué libro te gustaría vivir? ¿Por qué?
Me gustaría vivir en Memorias de Idhún o Harry Potter, cualquier cosa con mucha magia, porque para vivir en un mundo como este, ya paso de irme a otro xD
¿Cuál es ese libro del que te arrepientes de haber comprado? ¿Por qué?
Me arrepiento de haber comprado alguno de la saga La Casa de la Noche. Los compré porque tenía el 5º (me lo habían regalado sin saber que era una quinta parte) y compré el primero (luego me regalaron el segundo y el tercero). El caso es que los leí y, aunque mientras los leía no estaban tan mal, fueron haciéndoseme pesados y cada vez me interesaban menos. No tengo pensado acabar la saga, y ahora tengo en mi estantería cuatro libros, de los cuales uno ni lo he leído ni tengo pensado hacerlo, que cuentan una historia que nunca acabaré.
¿Sobre qué te gusta escribir?
Aunque a veces escribo sobre cómo me siento, para desahogarme un poco, generalmente prefiero escribir historias que se me ocurren, cosas a las que no estoy segura de poder llamar novelas. Mi género favorito para escribir es la fantasía, pero me gusta también el romance.
¿Qué es eso que te anima a continuar con el blog?
Mi cabezonería. Cuando me propongo hacer una cosa, no me gusta dejarlo a medias. Además, aunque cada vez tardo más en subir y menos gente comenta *ejemindirectaejem*, me gusta ir publicando lo que escribo por si alguna alma caritativa se ofrece a darme su opinión.
¿Lees libros en formato eBook? ¿Por qué?
Sí, el año pasado por mi cumpleaños me regalaron un ebook y creo que ha sido uno de los regalos más útiles que me han hecho nunca. Por supuesto, leer en el ebook no es ni de lejos lo mismo que leer en papel, y si puedo hacerme con la versión impresa del libro me olvido del libro electrónico, pero para esas veces que no consigo el libro en papel no está demás ahorrarse 18€.
¿Hay alguna canción que te recuerde a algún libro? Coloca el enlace y di el libro.
Como me estoy acostumbrando a escuchar bandas sonoras y amo mucho las de Juego de tronos, relaciono esas canciones a los libros. (Son muchas para ponerlas todas, pero te dejo tres): El tema principal, Pay the iron price y Mysha.
¿Qué libro estás deseando leer?
Harry Potter and the philosopher’s stone, hace tiempo que lo tengo descargado y todavía no lo he leído.
¿Cuál es la adaptación cinematográfica que menos te ha gustado?
Estoy entre Los Juegos del hambre y Divergente…
¿Te gustan los clásicos? ¿Por qué?
No sé a qué se le llama clásico exactamente, es decir, a partir de qué época. Si los libros de Arthur Conan Doyle son clásicos, entonces hay clásicos que si me gustan.
Pero el libro más clásico que leí (o empecé a leer, más bien), fue el Quijote y no me gustó. Tal vez sea que no sé apreciar todo lo que encierra la historia, pero a mí se me hizo sumamente pesado.
¿En qué película basada en un libro te gustaría participar?
En ninguna, la verdad. Si fuese de un libro que no me gustase, pasaría. Y si fuese de un libro que me gustase también, porque (por mucho que me guste actuar) lo hago fatal y no querría fastidiar la peli.
¿Esperas algún estreno tanto literario como cinematográfico literario con ansia? ¿Por qué?
¿Es muy pronto para empezar a hablar de Sinsajo parte 2?

Mis preguntas para mis nominados:
*Como me nominaron para este premio en mi otro blog, voy a nominar a otros blogs y no me apetece pensar más preguntas, pongo las mismas*
¿Para quién escribes?
¿Qué suele ser lo que te inspira?
¿Cuál es el objetivo de tu blog?
Además de este blog, ¿tienes algún otro?
¿Qué libro poco conocido crees que todo el mundo debería leer? ¿Por qué?
Si pudieses pedir los típicos tres deseos, ¿cuáles serían?
¿Opinión de la literatura adolescente?
¿Cuál es tu género favorito y por qué?
Escribe 5 frases (de libros, canciones o de lo que sea) que te gusten de manera especial.
¿Cómo crees que cambiará tu relación con la escritura con el paso del tiempo?
Y, por último, escribe alguna anécdota relacionada con el blog. Si no tienes, cuéntale al mundo algo que no has tenido ocasión de decir. 

Mis nominados:
Antes de nada, decir que si alguno de los nominados no quiere hacer el premio, no importa. La nominación es más que nada para dejar constancia de que soy muy fan del trabajo que hacen en sus blogs. Ah, y no voy a nominar a 11, porque he estado algo ausente de blogger y no leo a tantos blogs.
Hijosde agua y fuego (que aunque he leído poco y el blog está medio dormidito, lo que pude leer de la historia —que retomaré lo antes posible— me dejó con ganas de más y creo que Julia hace un gran trabajo).
El rincón de la fantasía oculta (que, aunque lea Oro Plateado en Wattpad porque me es más cómodo, esto es un premio de blogs, vaya).
Amistadcon 1D (que hace muuuucho que no leo y lo siento, pero eso no le quita mérito al blog. Cada vez me cuesta más leer fanfics y cosas así, pero a esta historia no parece afectarle y me sigue gustando muchísimo).

Y hasta aquí el premio. Nos vemos pronto J

miércoles, 11 de febrero de 2015

Capítulo 7

En el bosque

E
se día rompí un plato mientras servía una mesa y un vaso mientras fregaba los platos. Mi mente parecía acoger a un huracán y me resultaba completamente imposible concentrarme en lo que hacía; incluso yo misma me frustraba ante mi nerviosismo. Tiffany me sugirió en un par de ocasiones que fuese a casa descansar, alegando que me veía mala cara, así que me obligué a apretar los dientes, negar con la cabeza y centrarme en lo que hacía. 
«He pasado por cosas peores», pensé mientras pasaba una bayeta húmeda por la barra. «Puedes con esto. O, al menos, puedes obviarlo y seguir con tu trabajo».
El resto del día pasó agónicamente lento. Conseguía, más o menos, desviar mis oscuros pensamientos a base de repetir los pedidos de los clientes una y otra vez en mi cabeza o de hablar con Josh cuando tenía momentos libres. Pero, cuando empezaba a pensar que las cosas iban algo mejor, descubrí que aquel sentimiento de temor era irreprimible: ahora que había logrado mantener la mente en blanco, había conseguido manifestarse en forma de dolor físico. Un dolor que me atacaba, más concretamente, justo bajo los omóplatos.
También en un principio intenté ignorarlo, pero en cierto momento, estando sola en la cocina esperando a que el microondas terminase de calentar un sándwich, sentí un latigazo de dolor recorrerme de arriba abajo e, involuntariamente, mi espalda se arqueó en una horrible convulsión. Solté un jadeo ahogado, ¿qué había sido aquello?
 Noté un picor insoportable en la espalda y cuando me metí la mano por dentro del jersey para rascarme, mis dedos rozaron algo suave. Al sacar la mano, vi que era una pluma negra como la boca del lobo. Me quedé atónita.
¿Era posible que el preocuparme tanto por mi condición de ángel e intentar ocultarlo me llevase a tal extremo? Posiblemente, pensé, también influiría el hecho de que llevaba muchísimo tiempo sin sacarlas y darles algo de uso.
Mi cerebro tardó en reaccionar más tiempo del que  me gustaría admitir. Abrí el microondas e, ignorando el sándwich humeante de queso demasiado derretido, salí corriendo de la cocina.
—Josh —dije, al cruzarme con mi compañero —, tengo que irme. Lo siento, pero me encuentro fatal y…
—Eh, tranquila —respondió, cortando mis balbuceos —. Deberías haberte quedado en casa ya por la mañana, teniendo en cuenta que ayer ya te encontrabas mal; debes de estar cogiendo algo, ve y descansa lo que te haga falta.
—Gracias. Me voy.
Me marché de allí con el uniforme puesto, bajo la mirada extrañada de Josh, a quien no dediqué ni una sonrisa. Corría entre las calles sintiendo los latidos del corazón justo en el lugar del que salían mis alas, cuyo escozor era cada vez más agudo.
La gente giraba la cara al verme corriendo a toda prisa por las calles de un pueblo que se caracterizaba por tranquilo. Algunos, que me conocían del bar, hasta me saludaban, pero no me detuve por ninguno de ellos. Tenía que correr; correr e ir a dónde nadie me viese.
Gemí al sentir un nuevo latigazo de dolor y luché por contener las alas. No podía dejarlas salir, no siguiendo en medio del pueblo. Me esforcé por correr más y más rápido: aún me quedaba un buen trecho hasta el bosque y tenía la sensación de que no podría contenerme mucho más tiempo.
Tras lo que me pareció una eternidad, vi el bosque ante mí. Atravesé la carretera que me separaba de él sin mirar, y me libré de que me atropellasen por los pelos; pero en ese momento no podía pensar en algo así. Necesitaba llegar…
En el mismo segundo en el que mis pies tocaron el irregular suelo cubierto de hierba, tropecé y caí cuesta abajo. Ninguno de los golpes que me propiné mientras rodaba por la tierra me importó en absoluto, porque me sentía totalmente liberada. Al llegar al final de la pendiente, permanecí un rato tumbada boca abajo, con mis bonitas alas negras extendidas a ambos lados de mi cuerpo y una embriagadora sensación de calma y libertad tan intensa que me hizo estremecer.
Miré los dos grandes abanicos de plumas negras con el rabillo del ojo; aún seguían extasiándome cada vez que los miraba. Me resultaba tan difícil creer que algo tan hermoso me perteneciera…
Apoyada por mi sentido común, que no dejaba de recordarme que todavía estaba muy cerca de la carretera, me puse en pie y me adentré en el bosque.
No sabría decir cuánto tiempo estuve volando por entre los árboles, sintiendo el viento agitarme el pelo y el cálido cansancio apoderarse poco a poco de mi cuerpo. El vuelo me ayudó a relajarme y aclarar las ideas, ahora que podía pensar libremente sin miedo a estallar.
Los árboles  pasaban a mi lado tan rápido que se convertían en meros borrones para mis ojos y los sonidos del bosque eran simples zumbidos. Las ramas que chocaban contra mis alas caían al suelo, quebradas por su fuerza y la velocidad, y yo apenas notaba un roce.
Aquella sensación era tan embriagadora que por un momento deseé que no acabase nunca. Quería ser un ángel, solo un ángel, y dejar atrás todos los problemas de humana que tenía. ¿Vivirían así los ángeles de Loryem? ¿Serían tan libres como yo en aquel momento? Me dije a mí misma que daba igual para obviar el hecho de que ya nunca lo sabría.
Suspiré y ralenticé mi vuelo hasta detenerme suavemente sobre el suelo. Me sentía mucho mejor que antes, pero de todos modos hice desaparecer las alas en mi espalda. No podía dejarme llevar por aquella sensación, no podía fantasear con vivir como un ángel salvaje. Yo era Katrina Myder, la chica arcángel, la que pretendía ser Katrina Sulwell, la que echaba de menos a Cassie cada día que pasaba y la que tenía problemas suficientes como para ahogarme con ellos.
Y haría lo que debía hacer: me enfrentaría a ellos.
Sonriendo, empecé a caminar hacia la carretera, atravesando el silencioso bosque. El gélido aire silbaba entre las hojas de los árboles, pero era el único sonido que se escuchaba. Las pocas aves que andarían por allí en pleno invierno se habían alejado por mi presencia; había descubierto que a los animales no les agradaba la energía que desprendían mis alas, al contrario de lo que pasaba cuando era un ángel blanco. De todas formas, sabía por experiencia que irían apareciendo ahora que había hecho desaparecer las alas.
Pero los pájaros no volvían.
No le di importancia en un primer momento: era invierno, y los animales no andaban de paseo sin razón. Aún sabiendo eso, no podía evitar sentir que aquel silencio era inquietante. Me paré y agudicé el oído: quería escuchar algo, cualquier cosa.
No tardé en arrepentirme de ello, porque escuché algo. Escuché pasos y, luego, el familiar sonido de las alas al batirse.
La sangre se me congeló en las venas e intenté pensar razonadamente: si lo que había oído era un ángel, como yo creía, estaba en problemas. Si era un ángel blanco, me atacaría en cuanto sintiese que era un ángel negro. Y si el desconocido era como yo… entonces también tendría problemas, porque la mayoría de los ángeles negros no eran lo que se dice sociables.
Una parte de mí esperaba que fuese Samuel, pero lo dudaba seriamente. Con una repentina decisión, me escurrí entre los árboles, caminando todo lo deprisa que podía sin hacer ruido. Mientras avanzaba, no pude ver nada, pero aquel sonido me perseguía, como una burla. Pasos, aleteo; pasos, aleteo. Estaba segura de que el ángel que estaba allí, fuese quien fuese, me estaba viendo a mí y que hacía aquello para ponerme nerviosa. Aunque no me gustaba admitirlo, lo estaba consiguiendo. En un par de ocasiones intenté caminar hacia el sonido, pero cuando llegaba al lugar del que pensaba que provenía, descubría que allí no había nada, y el sonido me llegaba desde cualquier otro lado. Y aquello no hacía más que asustarme.
Finalmente, alcancé la carretera y dejé de oír el desquiciante sonido. En aquel momento, con los pies sobre el asfalto que antes había odiado y que ahora consideraba una bendición, eché a correr.
Llegué al hostal un buen rato después, completamente agotada y todavía con el corazón en un puño. Agradecí que en el recibidor no hubiese nadie, porque la señora Smith me habría preguntado qué pasaba y el señor Smith… era de las últimas personas a las que quería ver.
Al llegar a la puerta de mi habitación caí en la cuenta de que me había dejado las llaves en mi sudadera, en el bar. Pero al apoyarme contra ella con resignación, se abrió. Entré, primero desconfiada y luego aliviada al ver que Samuel estaba dentro. ¿Cuánto tiempo había pasado en el bosque? Normalmente yo llegaba antes que él…
No pude seguir pensando en ello porque él se levantó de la cama y corrió a abrazarme. Sin que yo me lo esperase, me beso con ansia en los labios. Le devolví el beso, que ya sabía a sal por culpa de mis lágrimas. Tenía demasiados sentimientos en mi interior como para contenerlos todos.
—¿Dónde estabas? —exclamó Samuel al separarse —. Estaba preocupado, Kat, creí que te había pasado algo…

—De hecho, han pasado muchas cosas —respondí con amargura.