sábado, 23 de marzo de 2013

Capítulo 13


Cuando el miedo toma el control
-M
e asusté –confesé mientras observaba como fregaba la sangre del suelo.
En ese momento, sabiendo lo que de verdad había pasado, no pude reprimir una sonrisa. Recordar el miedo que había sentido al pensar que esa sangre pertenecía a Samuel me resultó estúpido cuando supe que era de un animalillo que se había colado en su casa y que, obviamente, había salido mal parado. “Me sorprendió y fui un poco bruto” me había dicho Samuel hacía un momento.
-Siento que lo hayas pasado mal por mi culpa –murmuró mientras se acercaba a mí y me rodeaba con los brazos.
Le aparté con delicadeza. Cualquiera diría que después de habernos besado podría abrazarle sin problemas, pero no. Antes todo había salido espontáneo, sin pensar, solo me había dejado llevar. Pero cuando me paraba a pensarlo, me sentía insegura.
-Lo siento –susurró, con la cabeza baja.
Le miré a los ojos y durante un eterno segundo el silencio se extendió entre nosotros.
-De todas formas –dijo él, finalmente –. Aunque lo de la sangre no ha sido nada, creo que tu padre y tu hermano tienen razón en sus otras conjeturas.
Me puse tensa. Le había expuesto las sospechas de mi familia cuando caminábamos hacia la casa.
-¿De veras crees qué…? –me atraganté con las palabas.
-¿Qué hay ángeles negros por la zona? La verdad es que daría cualquier cosa para demostrar que es mentira, pero es la única explicación razonable.
-En ese caso no deberías quedarte aquí solo. Puede que esta vez haya llegado a tiempo, pero ¿quién sabe si te alcanzarán la próxima vez? Samuel, en mi casa hay una habitación libre, podrías quedarte hasta que se resuelva el…
-Eh, Kat, tranquilízate. Sé cuidarme, estaré bien. Nadie resultará herido, te lo prometo.
Sus palabras lograron tranquilizarme un poco, pero el hecho de que hubiese ángeles negros por la zona me producía un miedo inmensurable. Lo que sabía sobre ellos era poco, pero me bastaba para saber que eran peligrosos e, incluso, mortíferos.
-De acuerdo, me fiaré de ti –entonces, recordando algo que me habían dicho mis amigas esta mañana, comenté –Podríamos ir a la feria esta noche, a  mí me vendría bien para despejarme un poco.
Saqué el móvil para mirar la nota en la que había apuntado la hora a la que habíamos quedado.
-A las nueve delante del restaurante francés ¿te viene bien? – tras ver como asentía con la cabeza, exclamé -¡Qué tarde es! Me estarán esperando en casa, tengo que irme. Nos vemos por la tarde –me acerqué a él, le besé la mejilla con timidez y me dispuse a irme.
-Kat –me llamó cuando estaba saliendo –, cuídate.
-Lo mismo digo.


Escudriñaba la marea de gente que me rodeaba con desconfianza y miedo, repasando mentalmente todo lo que había averiguado sobre los “monstruos” que, supuestamente, habían invadido Codeeral.
Había pasado la tarde hojeando un par de libros que había conseguido cogerle a mi padre. Mi decepción fue enorme al descubrir que uno de ellos estaba escrito en una lengua arcaica, por lo que apenas pude identificar un par de palabras. El otro era perfectamente legible para mí, y esto fue lo poco que descubrí: los ángeles (o arcángeles) negros tenían apariencia de ángeles normales, pero con alas del color de la noche. El árbol del fuego tenía sobre ellos el mismo efecto que el árbol del amor sobre mí, y no había podido descubrir cuál era la piedra dañina para ellos, ni siquiera sabía si la tenían. Tampoco sabía el origen de ese tipo de ángeles, pero había leído que cuando la situación era amenazante o violenta,  el odio los corroía y hacía aparecer un incontrolable instinto asesino en ellos.
Y eso último me asustaba: si no se iban del pueblo rápido, mi padre actuaría, lo que causaría una situación violenta, sin duda alguna. Me asustaba que mi familia acabase herida, pues, aunque nuestra relación no era buena, era mi familia.
-Siento llegar tarde –me giré, sacada con fuerza de mi ensimismamiento.
Samuel había llegado. Me tendió una mano para ayudarme a levantarme del bordillo de acera en el que estaba sentada. Permanecimos agarrados mientras caminábamos entre la multitud, aunque era difícil, y decidimos atajar por una calle poco transitada.
Apartados del bullicio de la gente, Samuel se acercó más a mí. Sonreí y me pegué más a él, con cariño.
De repente, me separé de un salto, colocándome con las rodillas flexionadas y los nervios a flor de piel. Mi mirada viajaba por todas y cada una de las paredes del callejón, buscando lo que había disparado todas mis alarmas.
-¡Kat! ¿Qué te pasa? –chilló Samuel confuso.
-¿No lo sientes? Están aquí.
-Tienes un buen instinto, aunque es propio de los que son como tú saber que estamos antes de vernos –dijo una voz profunda y burlona tras de mí.
Me giré en redondo y vi una figura imponente que avanzaba hacia nosotros por la entrada de la corredera. Tras ella avanzaba otra y tras esta, una tercera. Siguieron entrando hombres hasta alcanzar el número de seis. Mi amigo me cubrió con su cuerpo, protector. Por encima de su hombro, pude ver como uno se acercaba a nosotros de forma intimidante, dispuesta a luchar.
-¡Espera! –gritó una de las figuras que se encontraba más atrás, en la sombra, mientras avanzaba hacia delante.
Al principio únicamente pude distinguir su figura, no era el más alto o corpulento, pero aún así el otro le obedeció. Luego, al acercarse más, pude ver su rostro y el miedo, que ya había tomado parte de mi control,  me pudo. Sus ojos negros me escrutaron y yo cerré los míos, preparada para sentir de nuevo la oleada de dolor. Los abrí lentamente al no notar nada. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no sentía dolor?  Entonces caí en la cuenta de que era la primera vez que lo veía solo, sin el alto y supuse que el dolor lo producía el otro. Él era el que estaba siempre presente cuando yo sufría mis ataques de pánico.
-Déjame. Voy a partirle la cara a ese de ahí –gruñó el de figura amenazadora.
El moreno volvió a hablar:
-No te precipites. Él es el que… -paró en seco y lanzó una mirada significativa a su grupo de partidarios. Tras eso miró en nuestra dirección y añadió -: ¿Por qué no dialogar? Queremos…
-Sé lo que queréis –soltó Samuel, cortante –. Lo tengo yo.  Y no pienso dároslo.
El joven entrecerró los ojos y dijo, con la mandíbula apretada a causa de la tensión de la situación:
-Has metido la pata. ¿Sabes? No soy el tipo de personas que da segundas oportunidades y has desperdiciado la primera. Si no estás dispuesta a entregarla por las buenas, la cogeremos por las malas. Aunque eso signifique acabar contigo.
-Que así sea –murmuró Samuel. Era increíble la calma que parecía poseer, ya que yo estaba al borde de la histeria. Pero cuando los seis hombres adoptaron posición de lucha, se puso tenso y me ordenó, todavía sin girarse -: Kat, vete.
-¡¿Qué?! ¡No! Nos vamos los dos, Samuel.
Solo entonces se permitió gastar un segundo en girarse y mirarme. Mirarme con esa gélida mirada que me hacía encogerme y obedecer a sus palabras.
-Kat, vete –repitió.
Intenté con todas mis fuerzas resistirme, pero una fuerza descomunal se hizo con el control de mi cuerpo y me obligó a correr. A correr todo lo lejos que me permitieron mis piernas. Por el rabillo del ojo alcancé a ver como una de las figuras avanzaba en mi dirección y también me pareció ver el puño de Samuel golpeando su cara.


Luego todo estaba borroso: salí del callejón por el otro lado y me sumergí en una calle transitada, abriéndome paso a golpes, corriendo. Miraba a la gente, pero no los veía; la escena que acababa de vivir se repetía una y otra vez en mi cabeza y cada vez le encontraba menos sentido. Cuando llegué a la plaza, donde deberían estar mis amigos, me paré, jadeando.  ¿Qué había hecho? Acababa de dejar solo a Samuel con esos monstruos. Había firmado su sentencia de muerte. Debía volver, pero una parte de mí, la misma que me había obligado a marcharme, me impedía hacerlo.
-¡Kat! –gritó una voz chillona tras de mí. Era Alison, seguida del resto de mis amigos –Por fin llegas.
Me agarró la manga del jersey y tiró de mí, diciendo que iban a comprar algodón de azúcar. Al llegar al puesto, me quedé atrás, mirando cómo hacían cola para conseguirlo. En ese momento podrían estar haciendo cola para ver al mismísimo rey y no hubiese prestado mayor atención. Sólo quería saber que Samuel estaba bien, que no había sufrido ningún daño por mi culpa.
-Vuelve al mundo –me dijo Cassie, acercándose a mí. Nathan caminaba a su lado y me tendió un palo de algodón de azúcar. Lo acepté, para poder entretenerme con algo.
-¿Qué te pasa? –me preguntó. Iba a contestar “nada” cuando añadió –: Di la verdad, Kat.
Me conocían demasiado como para no darse cuenta de cuando les ocultaba algo.
-Prefiero no hablar del tema. ¿Podemos cambiar de conversación? –terminé murmurando. Mis amigos intercambiaron una mirada y asintieron.
-El lunes te devolveré el libro de historia que te cogí por la mañana, ¿vale? Necesito fotocopiar un par de páginas. Por cierto, ¿qué os parece si quedamos el lunes por la tarde?
-Tengo clases –murmuré con un hilo de voz.
-El martes, entonces –dijo Nathan, con fingido entusiasmo.
Admiré sus esfuerzos por hacerme pensar en otra cosa. Era obvio que ambos querían saber que me rondaba en la cabeza.
Y no creo que su interés disminuyese cuando, saturada por mis pensamientos y miedos, abracé a Cassie y dejé que las lágrimas de puro terror al pensar en lo que podía haber causado, rodaran por mis mejillas.

10 comentarios:

  1. Hola guapa, que tal te ha ido en francia ??? ueno, el capítulo todavía no me lo leí, porque quería preguntarte eso antes de todo, pero el capitulo seguro que va a ser igual que los anteriores... PERFECTO.
    Un besito
    Annie

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  2. chbdshjcbsdhcbjdh cvdcvh fjhdf
    ¿Por qué se ha ido? Van a matar a Samuel :(

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  3. Hooola!! Que tal tu visita en Francia??
    El cap está magnífico, como siempre
    Muakis!!!

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  4. Primero de todo, siento haber tardado tanto en comentar, he estado ocupada.
    Segundo, espero que te haya ido bien en Francia :)
    Me ha encantado el capítulo, ha sido como muy impactante :o Ya estoy deseando saber que hacen los ángeles negros con Samuel...
    Sinceramente, espero leerte pronto! Un besazo guapa!

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  5. Holaaaa!!!! jejeje Como estás?? jeje Pues sABES? ME ENCANTA TU BLOOOG!! EL DISEÑO, COMO ESCRIBES, absolutamebte TODOOO!!! y por eso mismito TE SIGOOO!! jejeje me super encanta jeje Y bueno que...Aaah y bueno que yo también tengo blog, es este:
    http://elmundodeegnia.blogspot.com
    Pásate, míralo. comenta o lo que quieras, para eso esta jeje Y bueno si quieres seguirlo, pues me haría muchísimas ilusión jeje Y así de paso nos seguimos y comentamos mutuamente, porque pienso seguir pasándome por aquí jeje Muchos MuakiSs.. xD

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  6. Por alguna razón, ya me parecía que buscaban a Sam y no a Kat... pero entonces, ¿por qué la atacan a ella y no a él?
    El capítulo estuvo muy emocionante. ¡Ya quiero ver qué pasa! Y tiene que haberla asustado mucho para que llore, pobre Kat...
    Me da un poco de lástima haber llegado ya al último cap... no me va a quedar otra que esperar el capítulo siguiente con ansias :)

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  7. ME ENCANTA! Espero que te haya ido bien en Francia y que lo hayas disfrutado. ¡Sube pronto! (^3^)
    Ada :)

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  8. me alegra saber que todo haya ido genial por Francia!! ^^

    Volviendo al capi: me ha encantado! ha estado muy interesante con esto de los angeles negro.. a ver como se desarrolla todo...

    un besoo

    psd: al rato seguiré con el otro capitulo :)

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  9. Hola Laura! Me ha gustado muchisimo el capítulo, estuvo muy intetesante y lo leí muy rápido. Me pregunto que es aquello que buscan esos ángeles negros, y que oculta Samuel
    Te seguiré leyendo :)

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  10. Pobrecita Kat. A ver si se soluciona lo de los angeles negros :)

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