La
tercera puerta
M
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ientras me alejaba del
banco en el que se habían quedado Nathan, Alison, Oliver y Simon, supe que esa
tarde había sido justo lo que necesitaba. Estar con mis amigos, sentirme humana
por un rato. En los últimos días había vivido una sobredosis en mi vida de
ángel y necesitaba que mi parte humana, reprimida en exceso, recorriese mis
venas de nuevo. Aspiré una profunda
bocanada de aire y sonreí, a pesar de saber que aquello no duraría mucho. Y, al girarme para ver a Cassie, que caminaba
a mi lado, presentí que estaba en lo cierto. La expresión de mi amiga cambiaba
cada vez que hablábamos sobre el otro aspecto de mi vida; adquiría un aspecto
más serio y la hacía parecer más madura. Apretó la mandíbula, pero intentó
suavizar su rostro antes de inquirir:
-¿Le
has dicho a tus padres que no irás a Loryem?
Asentí
con la cabeza, soltando un suspiro.
-¿Cómo
se lo han tomado? –añadió con mirada curiosa.
Al
rememorar la situación, proferí un nuevo suspiro.
De
haber tratado únicamente con mamá, hubiese sido completamente sincera y le
habría dicho que no estaba dispuesta a dejar a Samuel. Pero la cosa no había
sido tan fácil y, al estar mi padre presente, había tenido que eliminar parte
de mis argumentos, explicándoles que me negaba rotundamente a abandonar la vida
que me había forjado en Cooderal a lo largo de tantos años, que era capaz de
defenderme y que, cuando llegase el momento, quería luchar. Yo era la causante
de todo y no iba a permitir que las personas a las que quería arriesgasen su
vida por mí mientras que yo observaba con los brazos cruzados. Y la otra razón
que no había mencionado era que, cuando el causante de todo estuviese ante mí,
quería ser quién le obligase a confesar las razones de todo, el por qué que
tanto me había atormentado. Aunque para ello tuviese que emplear métodos a los
que me negaría en cualquier otra situación. Estaba dispuesta a matarlo; quería
hacerlo. Y eso me asustaba.
Los
gritos de mi padre fue todo lo que se escuchó después. Consideraba que me había
vuelto loca y que todo lo que había dicho eran estupideces.
-Si
llegase a presentarse una lucha real, Katrina, serías un estorbo- me plantó.
La
ira me envolvió y exploté, elevando mi voz por encima de la suya:
-¿Un
estorbo? Si es así, ¿para qué entreno? Si de verdad crees eso, deja de perder
el tiempo entrenándome. ¡Entrégame a ellos! Así no te molestaré más. Tienes
ante ti la perfecta excusa para librarte de mí, ¡aprovéchala!
Fue
entonces cuando mi madre habló por primera vez:
-¡Parad!
No deberías comportaros así… Kat, tienes que razonar. Y, Kevin… -suplicó.
-Cállate,
Grace –rugió mi padre, mirando de forma altiva a mamá.
-Sí,
mamá –intervine, permitiéndome criticar de forma indirecta a ese hombre frío al
que no me apetecía llamar padre–No hace falta que sigas fingiendo que tienes
poder en esta situación. Él no te escuchará. Nunca lo hace.
A
mamá le dolió. No le dolieron las palabras pronunciadas por mí, sino que no
podía negar la verdad implícita en ellas. No podía negar que eses eran los
pensamientos exactos de mi padre. Su rostro se ensombreció y su boca se tornó
en una finísima línea. Su mirada se centró en el suelo y, por un momento, la vi
débil.
Estaba
harta y me marché de allí con un solo pensamiento en mente: apartarme de
aquella casa de locos.
Parpadeé
con fuerza y volví a la realidad. Cassie seguía esperando su respuesta.
-Bastante
mal –me limité a decir.
-Todo
saldrá bien –aseguró mi amiga, mientas se apartaba un pelirrojo mechón de pelo
de la cara.
-Eso
no puedes saberlo –la acusé.
-Es
cierto –concedió. Luego plantó su mirada en mí y susurró –Pero no suelen
pasarles cosas malas a los ángeles de la guarda.
Hay
una cosa de la que podía presumir, dentro de mi deplorable situación: a no ser
que resultase completamente imposible, cumplía mis promesas. Esa era la razón
por la que, en ese momento, me encontraba de nuevo recorriendo el tosco sendero
del bosque. Mis pasos no eran, ni de lejos, convencidos. Ciertamente, había
algo que no encajaba y tenía el presentimiento de que la pieza que faltaba no
me iba a gustar. Y, lo que me preocupaba más, todo apuntaba a que la pieza era
Samuel.
Quería
acabar con ese asunto cuanto antes, pero la suerte (para variar) no estaba de
mi lado. La pequeña vivienda tenía la puerta entreabierta y, tras golpearla con
los nudillos, la aparté y entré. La pequeña estancia estaba vacía por completo,
como puede comprobar tras inspeccionar las dos habitaciones abiertas.
Y
luego estaba ella. La tercera puerta.
La
puerta de la derecha, cerrada como siempre y envuelta en el típico halo de
misterio que rodea a todo aquello que se considera prohibido. Me acerqué a ella
y, como de la vez anterior que intenté abrirla, estaba cerrada a cal y canto.
Debí haber parado entonces, pero ¿qué podía tener una casa como aquella para
ocultar algo en una sala de tal forma?
Bruscamente,
pegué un par de empujones a la puerta, que seguía resignándose a abrirme el
paso. Me separé de ella y, tras unos segundos debatiéndome mentalmente, empecé
a inspeccionar los cajones en busca de la llave. Encontré varias llaves, pero
ninguna era la que buscaba. Apoyé la espalda en el asqueroso tablero de madera
que bloqueaba la entrada y me dejé
resbalar hasta quedar sentada en el suelo. Tras quedarme un rato con las manos
sosteniéndome la cabeza, me puse en pie y salí afuera de nuevo. Rodeé la casa y
proferí un juramento al comprobar que no había ventanas en esa parte de la vivienda.
Asumiendo
ya que no había nada más que pudiese hacer, volví al interior y me senté en el
sofá. Cogí el chicle que tenía en el bolsillo y, después de metérmelo en la
boca, me levanté a tirar el papel. Busqué la papelera en alguna de las puertas
inferiores de la cocina y, al segundo intento, abrí la puerta que tenía el cubo
de la basura enganchado. Tiré el envoltorio, pero cayó fuera. Me alegré de
estar sola porque el tiro era imposible de fallar. Y, al agacharme para coger
el papel y rozar el frío suelo con los dedos, no pude resistirme a tirarme en él.
Desde siempre, el sentir el frío en contacto con mi piel, me ayudaba a pensar.
Tirada boca arriba, giré cabeza para apoyar una de mis mejillas en el suelo.
Y
entonces la vi.
Pegada
con una tira de cinta adhesiva, una pequeña pieza metálica se encontraba unida a la parte inferior del cubo de la basura, que quedaba ahora por encima de mi
cabeza. ¡Tenía que ser esa! Una ola de
esperanza sacudió mis venas y provocó una alegre curvatura en mis labios.
Arranqué la llave de su escondrijo y me dirigí a la tercera puerta. Antes de
girar la llave, dudé. Durante un segundo, sentí miedo a lo que podría encontrar
allí, pero la curiosidad supero a cualquier otra emoción que podría sentir en
ese momento. Giré la llave.
Clic.
Sinceramente,
no estaba segura de lo que esperaba encontrar, pero lo que me encontré
me confundió todavía más. ¿Qué era aquello?
La
pequeñísima habitación estaba revestida de estanterías, que recorrí con mirada
estupefacta. En la estantería de mi izquierda se acumulaban botes cerrados de
forma hermética y con pequeñas etiquetas pegadas. Al acercarme a ellos vi que
contenían hierbas y flores, así como alguna piedra. En la estantería que se
encontraba enfrente de la puerta había montones de libros de todos los tamaños,
colores y épocas. Paseé la vista por ellos y comprobé que estaban escritos en
más idiomas de los que yo conocía. A Cassie le encantaría leer alguno, seguro
que entendería las cosas mucho mejor que con mis explicaciones. Seguí con mi
inspección, pasando a la estantería de la derecha. En esa había un montón de
cajas diferentes, colocadas sin orden aparente. Escogí una al azar, pero su
interior no me aclaró nada. Había objetos que no conocía, papeles con
anotaciones… Nada que llamase especialmente la atención.
La
última estantería fue la que sí me sorprendió. Y por otro lado me asustó,
arrancándome el aliento. Porque sus estantes estaban repletos de armas. Las
observé con una profunda confusión oprimiendo mi pecho, sin atreverme a tocar
ninguna. Un fuerte temblor recorrió mi columna al contemplar tal cantidad de
armas, tanto blancas como negras. Ante mí se hallaban dagas de ostentosas
empuñaduras, disimuladas pero hirientes navajas y lo que, en mi ignorancia en
el tema, clasificaba como mortales armas de fuego, entre muchas otras.
La
vista se me nubló durante un minuto y sentí nauseas. ¿Qué era todo aquello?
¿Qué explicación podía tener? Tenía
miedo, eso no podía ser bueno.
Mi
mirada atónita, aunque ligeramente desenfocada, seguía clavada en aquellas
abominaciones y me esforcé en respirar con normalidad, puesto que la terrible
habitación estaba empezando a girar a mi alrededor.
Empezaba
a creer que sufriría un ataqué de ansiedad cuando una voz provocó que regresase
al mundo real, a aquella habitación desprovista de sentido.
-¡Kat!
No deberías estar aquí, no deberías haber visto esto.
A
pesar de mi confusión y de mi mareo,
pude reconocer la voz que me apelaba.
Y,
obviamente, pertenecía a la única persona que iría a esa casa. Samuel.
Ahora me paso :) ME ENCANTÓ, PERO ME DEJASTE CON LA INTRIGA! D:
ResponderEliminarPD: cuáles son las canciones del reproductor? Sobretodo me llama la atención la de Shadow, ¿de quién es?
Me alegro de que te haya gustado ^^
EliminarEl nombre de las canciones está en la lista, se ve si le das al icono de la esquina derecha del reproductor :) La canción de Shadow es de Sam Tsui, un chico que se hizo famoso haciendo covers en YouTube y que acaba de sacar su primer álbum, que recomiendo a todo el mundo ;)
Un beso
¡Me encantó! Pobre Kat, tiene una familia bastante incomprensiva... y eso ya lo sabía y todo, pero creo que este capítulo me hizo caer aun más en ello. Aunque, que yo sepa, los padres todavía no le permitieron no ir... ¿no?
ResponderEliminarLo de la casa de Samuel fue... o.o simplemente. Quiero decir, nunca me imaginé que hubiese todo eso detrás de la puerta. Y bueno, tampoco es que supiese muy bien que imaginarme, pero... Espero que Samuel no sea "malo", digamos. Porque estoy segura de que todo lo que hizo hasta ahora fue para proteger a Kat.
En cada capítulo, Kat se mete en un nuevo lío. Y Sam... ¿qué tramará?
ResponderEliminarBesos :)
Uuuuuyy Sam... Ya me has dejado con la intriga
ResponderEliminarMe ha encantado el capítulo :)
Besos
Por cierto, te he nominado en mi blog http://keepcalmjustread.blogspot.com.es/
Eliminargenial historia sigue asi!
ResponderEliminarya tienes una lectora mas :)
suerte! :3
Como no, el capitulo me encanta.
ResponderEliminarY, he leído la sipnosis del otro blog, y también me ha gustado mucho!!!
Bueno, muakis!
me dio un poquito de pena la madre de kat..
ResponderEliminarese Samuel oculta muchas cosas, pero aunque quizás esté en otro bando, creo que sería incapaz de hacerle daño a kat, creo que la quiere demasiado..no se (pero bueno, ya veremos en los siguientes capitulos si mis hipótesis son correctas o no..) o a lo mejor es quien mata a los angeles malos que le persiguen..
no se...
Me ha gustado mucho el capítulo, me ha dejado muy intrigada.... quiero el siguiente prontoooo!!! =)
por cierto ya te he votado y ya sigo el blog de tu amiga ^^
un besoo
OMG! La verdad es que me has dejado con toda la intriga, sobretodo por parte de Samuel...
ResponderEliminarQue ganas de leer el siguiente!!
Besitos :)
Hola Laura! Hermoso capítulo, como siempre. Los problemas de Kat con su padre me recuerdan a los míos, aunque me pareció muy cruel la manera en la que trato a su madre. Estoy de acuerdo con Cassie :) Y lo ultima escena, wow, me pregunto para que tendrá todas esas armas Samuel. Aunque, no me sorprende porque las actitudes de Samuel reflejaban que tenia un conocimiento superior a Kat (en lo que respecta en defensa) Estaré esperando muy curiosa su continuación :)
ResponderEliminar¡Hasta muy pronto!
Adoré (como siempre) el capítulo. Escribes los diálogos de forma en que parece que estuviste allí viendo los hechos, de un modo muy creíble, y eso está genial :D ^^
ResponderEliminarNo sé como lo haces, pero esta historia engancha un montón!! :3 Espero con ansia el próximo capítulo >.< :))
Un beso!!
Que e ese blog do que falabades o outro dia de Andrea mais ti?
ResponderEliminar¡Vaya! ¿Que oculta Samuel? Me encanta Cassie ^^
ResponderEliminarEspero que dentro de poco, el padre de una explicacion de esas dramaticas por la que se comporta como un estupido.
Ya puedo volver a leer tu novela :) He visto que ya has acabado la primera parte. ¡Tengo que ponerme al día!
Besitos <3 (soy una de las 10 personas que más comentan en tu blog siii)