Un nuevo comienzo
E
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ra una tarde gris. Las
nubes oscuras ocultaban por completo el cielo de tal manera que me costaba
creer que alguna vez lo hubiese visto azul y la poca claridad que conseguía
filtrarse entre ellas lo iluminaba todo con unos rayos de luz sucia que
parecían arrebatar el color de las cosas.
Las
olas que batían con fuerza en la playa que tenía enfrente también eran grises y
su rugido atronador resonaba en mis oídos con cacofonía. Mi mente viajó sola a
muchos años atrás, cuando la visión del mar conllevaba destellos del agua al
agitarse bajo el sol y el susurro continuo del agua en movimiento, en lugar de
un revoltijo de espuma grisácea que se sacudía en medio de un gran estruendo.
Caía
una suave llovizna constante, casi imperceptible a no ser que, como yo, llevases
casi una hora inmóvil bajo ella. La chaqueta de chico con capucha que llevaba
puesta estaba humedecida y el frío me había calado hasta los huesos.
Subí
las piernas al banco de piedra sobre el que estaba sentada y las abracé con los
brazos, en un intento por darme calor. Y así estaba cuando alguien se sentó a
mi lado.
No
miré quien era. No necesitaba hacerlo. Desde hacía algo más de dos semanas,
siempre que alguien andaba cerca era él. Me rodeó los hombros con un brazo y yo
dejé que mi cabeza reposase en el hueco de su cuello. Durante unos segundos
ninguno de los dos dijo nada y me concentré en el ritmo de su pecho al
respirar, que hacía que mi cabeza se moviese ligeramente con él. Finalmente,
optó por romper el silencio.
—¿En
qué piensas? —preguntó en un susurro junto a mi oreja.
—En
Cassie —respondí, tras apretar los labios —. ¿Sabes que nunca ha visto el mar?
Me habría gustado que estuviese aquí.
En
ese momento me pareció oír gruñir lastimeramente a mi acompañante y me
arrepentí de haber dicho eso. Levanté la cabeza para poder mirarle a los ojos y
me apresuré a añadir:
—Samuel…
Ya sabes lo que quiero decir.
—La
echas de menos… —masculló sin mirarme, más para sí mismo que para mí.
—Sí,
y posiblemente nunca deje de hacerlo —admití. En ese momento su mirada se
enfrentó a la mía y ambos comprendimos que ya no hablábamos de Cassie, mi mejor
amiga, sino que habíamos pasado a hablar de toda mi vida anterior —. Pero no me
arrepiento, Samuel. Si estoy aquí, contigo, es porque yo misma lo he elegido; y
volvería a hacerlo si volviese a estar en esa situación. Deja de actuar como si
me hubieses arruinado la vida, fui yo quien decidió esto.
Soltó
un profundo suspiro y su aliento cálido me rozó la cara. Él había bajado la
vista de nuevo, pero yo seguía mirando los ojos verdes de Samuel con
insistencia. Cuando habló su voz sonaba como si cada sílaba que pronunciaba
fuese más pesada que la anterior, lo que hacía que pareciese excesivamente
fatigado o arrepentido.
—Yo
podría habértelo impedido. Debería habértelo impedido. Pero fui demasiado
egoísta… Es culpa mía, Kat, no lo niegues. Es culpa mía.
“Es
culpa mía”. ¿Cuántas veces le había escuchado decir eso desde que nos habíamos
ido de Cooderal? Realmente empezaba a cansarme de desmentirlo. No fingía cuando
decía que no le consideraba culpable, pero él sí que se lo consideraba. Podía
ver como ese sentimiento salía a relucir en la mirada de Samuel cada poco
tiempo y mis palabras no eran capaces de aliviarlo.
—¿Crees
que sería más feliz si ahora mismo estuviese en casa con mi familia? —acabé por
responder —. Te equivocas. Lo único que haría allí sería pensar en qué habría
sido de ti. Y si lo que te preocupa es que lo pase mal cuando pienso en lo que
no tengo a mi lado, puedes estar seguro de al traerme contigo no me has
condenado a eso, al contrario: me has salvado de sufrir el doble.
A
pesar de que pretendía decirlo como algo alentador, no pude evitar que mis
palabras arrastrasen un tono cortante,
zanjando esa conversación de una vez por todas.
Samuel
me miró a los ojos de nuevo y abrió la boca como si fuese a responder. Pero,
supuse, no encontró las palabras adecuadas y me abrazó con fuerza, apretándome
contra su pecho. Ninguno de los dos dijo nada por un rato, pero en cierto
momento sentí sus labios junto a mi oreja, murmurando:
—Entonces,
¿qué te parece este sitio?
—Me
gusta —repliqué, echando una mirada en derredor —. Y supongo que cuando hace
sol debe de ser increíble.
Intenté
mirarle a la cara para ver adonde quería llegar, pero estaba tan apretada
contra él que solo alcance a verle la boca, que exhibía los dientes en una
sonrisa.
—Genial,
porque acabo de hablar con una mujer que alquila habitaciones en una casa
cercana y el precio no está nada mal. Así que, Katrina Sulwell —me separé de él
para poder mirarle a la cara, extrañada de que me llamase por mi nuevo y falso
nombre. Sonreía mucho y el brillo culpable de sus ojos era ahora un destello
divertido —, ¿te gustaría vivir conmigo aquí?
—¿Hablas
en serio?
—Totalmente.
Supe
que mi cara había reflejado mi duda al ver como su expresión se suavizaba para
formar una sonrisa alentadora. Todo era nuevo y en parte me asustaba. Nuevo
apellido, nuevo lugar, nueva vida. Pero, después de todo lo que acabábamos de
hablar, no podía echarme atrás; y tampoco quería hacerlo. Así que imité su
expresión y, apartándome un mechón de pelo del rostro, dije:
—Me
encantaría empezar todo de cero contigo, Samuel Huston.
Sabía
que, aunque quisiese, eso nunca podría ser del todo cierto. Sabía que había
ciertas cosas de mi pasado que no se podrían borrar para empezar de cero;
amenazas que estarían presentes en cualquier momento. Pero en ocasiones me
gustaba jugar a engañar, engañar a los demás y engañarme a mí misma. Engañarme
y decirme que todo iba bien, que realmente éramos Katrina Sulwell y Samuel
Huston, una joven pareja que iba empezar una nueva vida en un nuevo pueblo, que
tendrían trabajos normales y problemas normales.
Que
todo era normal.
Yo
sabía que eso era mentira, pero los últimos meses me habían enseñado que todo
el mundo mentía y, en ocasiones, no era algo tan malo.
—Está
empezando a llover —dijo Samuel, sacándome de mis reflexiones.
Era cierto,
las gotas de la llovizna que caía desde hacía rato se habían hecho más
consistentes y notables.
—Vayamos
a ver esa habitación —resolví, colgándome una de las mochilas con nuestro equipaje
al hombro y tomando la mano de Samuel.
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Bueno, después de una excesivamente larga espera, aquí está el capítulo 1 de la segunda parte. Apenas pasa nada y es bastante corto, pero es algo así como una introducción. Y, aunque sea poca cosa, espero que os haya gustado :)
Como veis, he cambiado el diseño del blog, como dije. No sé si os gusta más así o como estaba antes, pero yo ya me había cansado de lo de antes. La cabecera la he hecho yo misma y para ser la primera que hago creo que no ha quedado taaan mal. Y después de todo el trabajo que pasé haciéndola, no aguantaba sin ponerla.
Y, lo de siempre, muchas gracias por leer y ¡comentad! ;D
Chupi!! Ya se echaba de menos un capi eh. Bueno está genial, pero voy a echar mucho de menos a Cassie y a los demas.
ResponderEliminarAntes de hablar del capítulo tengo que decirte que adooro el diseño!! Es súper, pero que súuper precioso, me encanta ;)
ResponderEliminarAdemás, creo que las plumas del lado lo hacen más bonito aún, y el color celeste me encanta ^^
En cuanto al capítulo, me sigue encantando muchísimo como escribes, de verdad. Me haces revivir el momento y me haces sentir que estoy allí. Y en cuanto a Kat y Samuel, es una verdadera alegría que sigan juntos, aunque la verdad echaré de menos a Cassie, entre otras personas. Pero sobretodo a ella.
Parece que la tranquilidad entre ellos no va a durar mucho, aunque bueno, eso ya se sabía. La acción vendrá dentro de poco ^^
Katrina Sulwell y Samuel Huston (corrígeme si me he equivocado xdd) suenan muy pero que muuuy bien :) Parecen la típica parejita inglesa que acaban de casarse ;) pero aún son jóvenes y ni si han casado ni las cosas van a ser tan fáciles.
Estoy emocionada por la segunda parte ^^ Y dejo de enrollarme ya porque estoy escribiendo el Quijote (por lo menos xd)
Besitoos :)
ME ENCANTA!! me gusto mucho todo, la verdad aun siento nostalgia por Kat pero espero que ella pueda vivir bien con su nueva vida. Hablando del diseño, me gusta todo, excepto las plumas que le pusiste al lado, honesta mente no me dejan leer nada bien, pero aparte de eso el diseño es precioso y no me deja de gustar. Saludos o/
ResponderEliminarMe alegro de que te guste :)
Eliminar¿No te dejan leer? Pero si están al margen... ¿lees en el móvil o en el ordenador?
Un beso
Corto, pero prometedor ^^
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